A partir de los ritmos biológicos de una persona promedio, expertos sugieren los mejores horarios para realizar tareas tales como reuniones de trabajo, lectura de documentos o presentaciones en público.
Variaciones hormonales y fisiológicas durante el día influyen en el desempeño a lo largo de la jornada laboral
No da lo mismo. Aunque muchas veces el trabajo hay que hacerlo para ayer, el organismo humano tiene sus ciclos hormonales y fisiológicos que facilitan realizar ciertas tareas a una hora determinada y no a otra. Para conocer más detalles de esta importante materia, La Tercera revisó el tema con profesionales de la salud. Esta es la agenda que sugieren a la hora de planificar las actividades del día.
6.30 a 7.30
“Un par de horas antes de despertar comienza a aumentar en el organismo el cortisol, hormona que nos proporciona el alerta necesario para las actividades del día”, explica el doctor Ennio Vivaldi, experto en ciclos circadianos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Respecto del desayuno, debe ser moderado, “ya que el trabajo de oficina es una labor sedentaria. Un café con leche y un sandwich es suficiente”, advierte el profesor de Nutrición de la Universidad de Chile, Héctor Araya.
8.30 a 10.00
Vivaldi aconseja “aprovechar las primeras dos o tres horas de la jornada para realizar trabajos intensos. Esto porque estamos particularmente energizados, con un estado de máxima alerta”. El siquiatra Luis Risco, académico de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, agrega que al inicio de la jornada “el rendimiento es mejor en tareas cognitivas y de resolución de problemas. Por eso las reuniones de trabajo en que hay que estar con las pilas puestas, dando ideas o tomando grandes decisiones, son más provechosas en la mañana”.
10.00 a 11.00
A media mañana es el momento ideal para dictar una charla, hacer una presentación o hablar en público. Esto porque durante la noche las cuerdas vocales han descansado, pero en las primeras horas de la mañana hay que usarlas con mesura y cuidado. “Por esto no hay que gritar ni beber nada muy frío ni muy caliente, para no irritarlas. Si la persona planea hablar en público, es muy importante que la noche anterior no fume y ojalá no beba alcohol y, si hace frío, que se abrigue bien el cuello”, advierte Zulema de Barbieri, directora de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Chile.
Una persona que toma poco desayuno o no toma, “a media mañana tendrá que comer un yogur o una fruta, para evitar el riesgo de la hipoglicemia. También puede beber café, pero en ningún caso comer snacks tipo galletas o queques, ya que son calóricos y el oficinista por lo general no gasta mucha energía”, explica el doctor Araya.
13.00 a 14.30
A la hora de almuerzo es bueno comer verduras, frutas, ensaladas, carnes magras, quesillo, entre otros. “Algo liviano, saludable y con moderación. De esta manera, la persona estará más despierta y activa para seguir trabajando”, explica el doctor Araya.
14.00 a 16.00
Después de almuerzo se produce una baja normal de la actividad. “Esta somnolencia es biológica y no tiene relación con lo que se almorzó o bebió. Se ha demostrado que a esta hora se producen más errores en el trabajo y aumenta la accidentabilidad. Por eso es aconsejable la siesta, aunque sea de 15 ó 20 minutos”, explica el doctor Vivaldi. Pero a falta de siesta, este profesional recomienda “tomar un café, conversar y caminar un poco, lo que ayuda a reactivarse”.
Estas horas se pueden dedicar a hacer llamadas telefónicas, que es una tarea sin gran exigencia. También se recomienda leer informes o documentos que incluyan cifras, ya que en la mañana la vista está algo borrosa y va ganando en agudeza con las horas.
El cardiólogo de la Universidad de Chile, Carlos Akel indica que es importante “no trabajar a un mismo ritmo durante todo el día. Hay que tener momentos de relajación y no sentirse culpable por cerrar los ojos durante 15 minutos mientras se escucha música en la oficina”. Y agrega: “Si le quedan 10 minutos libres es bueno usarlos en reflexionar o leer y no ocuparlos en atender llamadas telefónicas, revisar correspondencia o correr a hacer algún trámite, ya que eso estresa a la persona”.
El doctor Allan White, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de Chile, recomienda que cada una hora la persona se pare, elongue extremidades y camine. Esto mejora la circulación sanguínea, activa la respiración, permite recuperar la lucidez y retomar el trabajo con más energía.
16.00 a 18.00
Estas son las horas ideales para “reuniones informales en las que se busca conformar equipos de trabajo, establecer vínculos o hacer lobby, ya que es el momento de más distensión”, explica el siquiatra Luis Risco.
De vuelta a casa es recomendable y cenar temprano algo liviano. Según el doctor Vivaldi, “esto permite tener unas tres horas de digestión antes de ir a dormir, lo que ayuda a metabolizar de manera más eficiente los alimentos”.
Fuente: La Tercera Digital, octubre 2001